La tecnología está cada vez más presente en nuestras vidas, sobre todo ahora que estamos viviendo una situación tan extraña y delicada. Es por ello por lo que se hace necesario incluirlas en nuestro día a día y también en el aula de ELE.
Esto no quiere decir que haya que rechazar los recursos que se estaban utilizando antes de su llegada a la educación, sino que debemos usar tanto las metodologías previas como las nuevas tecnologías para que nuestra práctica docente sea lo más significativa posible.
La tecnología nos proporciona una fuente abierta de información y de
recursos para la enseñanza de ELE, facilita el trabajo colaborativo entre
grupos de alumnos para construir tareas conjuntas y proyectos, por lo que
posibilita que el trabajo “en casa” sea colaborativo y participativo. Nos permite buscar información y tener acceso a la misma en la lengua
extranjera de una forma muy rápida. Gracias a la tecnología, podemos buscar
canciones, películas, imágenes, etc., de una forma mucho más rápida pudiendo
llevar así al aula la cultura de la lengua que estamos aprendiendo. Además, se
pueden usar aplicaciones, chats o redes sociales para facilitar la interacción
de nuestro alumnado con personas nativas. Todo esto hace que la tecnología se
perciba por parte del alumnado como algo muy positivo, innovador, real y
motivador.Son muchos los usos que podemos darle a la tecnología en la enseñanza de una lengua extranjera, en este caso el español. Pero a pesar de ello, es muy importante que haya una reflexión previa por parte del docente y una buena adecuación de las actividades o dinámicas en las que la incluyamos. Debemos hacer un uso responsable de la tecnología y enseñar a nuestro alumnado a ser crítico con toda la información a la que tendrá acceso.
